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1) OPCIONES PARA MANEJAR LA HOSTILIDAD:

  • 1.1. Hostilidad personal: Intenta detectar si estás interpretando de manera negativa la conducta de la otra persona y trata de realizar una interpretación más benévola.

  • 1.2. Manejo de la hostilidad del cónyuge:

    • (1) Aclara el problema: No contestes a las ofensas, escucha e intenta aclarar los motivos de su enfado

    • (2) Calmar a cónyuge (Decirle que se está enojando, que así no podemos entenderle e invitarle a sentarse y a expresarse más calmadamente)

    • (3) Concentrarse en solucionar el problema: desviarse del contraataque y centrarse en generar soluciones

    • (4) Distraer la atención de la pareja: cambiar de tema y cuando esté mas calmado, volver al tema;

    • (5) Programar sesiones de desahogo (ver más adelante)

    • (6) Dejar el lugar y decir que solo se seguirá hablando en un momento de más calma (última opción, ira extrema o peligrosa). Se ensayan alternativas y se comprueban.

2) SESIONES DE DESAHOGO: Se establece un lugar y horario preciso donde cada cónyuge expresa durante un tiempo limitado de antemano, y por turno, sin ser interrumpido, una serie de quejas de forma no ofensiva y expresando sus sentimientos respecto a una situación dada. Se pueden establecer pausas si aumenta la ira. Si se hacen más de dos pausas se aconseja suspender la sesión para otra ocasión.

3) ESCUCHA EMPÁTICA: Se establece un lugar y horario preciso donde cada cónyuge por turnos expone un problemas durante un tiempo determinado; el otro debe de escucharle sin interrumpirle y devolverle al final de ese turno de modo resumido lo que ha captado del problema, el exponente le da feedback sobre el grado de entendimiento, se repite el proceso hasta un feedback satisfactorio, y comienza el turno del otro. El terapeuta puede modelar el proceso.

4) NORMAS DE ETIQUETA COLOQUIAL: Son las siguientes:

  • Sintonizar el canal del cónyuge (si el otro desea apoyo y comprensión emocional o soluciones/ consejo práctico),

  • Dar señales de escuchar (verbales y no verbales),

  • no interrumpir (retenerse de expresar las opiniones personales hasta que no acabe el otro),

  • Formular preguntas con habilidad (p.e al iniciar una conversación pedir la opinión del cónyuge sobre un tema; evitar preguntas “¿por qué?),

  • Emplear el tacto y diplomacia (no comenzar temas espinosos de manera imprevista sin pedir antes permiso al cónyuge). Todas estas normas se suelen utilizar ante conversaciones ocasionales; ya que son más inefectivas para el manejo de la hostilidad alta, donde es preferible el uso de las otras opciones.

5) SESIONES DE CONCILIACIÓN: Se establece un tiempo y lugar donde cada cónyuge habla de un problema por turno, el que escucha asume un papel de investigador y hace preguntas tendentes a obtener información (p.e pedir ejemplos ante una queja vaga o general); y además hace un resumen de las quejas del otro, dándole primero feedback de entendimiento; después le toca al otro, para finalizar con un proceso de resolución de problemas.

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